El aroma del ajo dorado, el punto justo de las gambas y el toque de guindilla son tres de los secretos que hacen que las gambas al ajillo sean uno de los platos más espectaculares de la gastronomía española.
Aunque parece sencillo, conseguir que las gambas tengan el punto justo de jugosidad, que el ajo no se queme y que el aceite adquiera ese sabor intenso que invita a mojar pan, es todo un arte, que, a partir de ahora, gracias a los consejos de mi casa, estará en tus manos.
A lo largo de mi andadura en La Cocina de la Abuela, las gambas al ajillo han sido uno de mis platos estrella. Las he preparado de decenas de maneras: con un toque cítrico, con hierbas frescas, o incluso con un guiño a otras cocinas del mundo. Sin embargo, con el paso de los años me he dado cuenta de que la mejor de todas sigue siendo la de mi abuela. La misma receta, el mismo resultado, así de fácil. Si las preparas ten por seguro que me darás la razón, se convertirán en tus preferidas.
Nunca me complico cuando se trata de este clásico. Para mí, el truco está en controlar la intensidad del ajo, yo prefiero cortarlo en láminas finas y dorarlo a fuego lento. Si lo cocinas demasiado rápido, se quema y amarga el plato. Otro punto a tener en cuenta está en la guindilla, prefiero la seca a la fresca. Utiliza una guindilla seca de calidad, conseguirás un toque de picante sin robar protagonismo al sabor de las gambas.
Usa un buen aceite de oliva virgen extra, y si te pones exigente y puedes optar por el de arbequina, es mi preferido porque aporta un toque suave y afrutado que realza el plato sin sobrecargarlo.
En cuanto a la cocción de las gambas, mi abuela siempre me decía: "Las gambas, solo con un par de minutos en el aceite, ya quedan perfectas". Por eso he aprendido que debo estar atento a la temperatura y al tiempo para que queden jugosas y no se me pasen.
Ya no tienes excusa para resistirte a unas gambas al ajillo de lujo, tiernas y jugosas. La receta que me regaló mi abuela y ahora os comparto os va a hacer triunfar. Tiene el toque justo de sabor y una textura impresionante.
Prepara las gambas
Pela las gambas y resérvalas. Si sigues mi consejo, adoba las gambas con ajo, sal y limón durante 10 minutos.
Sofríe los ajos
Corta los ajos en láminas finas y dóralos en una sartén con el aceite a fuego lento. Añade la guindilla.
Incorpora el vino
Si decides usar vino blanco, agrégalo en este punto y deja que reduzca ligeramente.
Cocina las gambas
Sube un poco el fuego y añade las gambas. Cocina durante 2-3 minutos, removiendo ocasionalmente, hasta que cambien de color.
Sirve y disfruta
Sirve las gambas al ajillo en cazuelas individuales, espolvoreadas con perejil fresco y acompañadas de pan tostado o un pan de masa madre con una buena miga, ¡ideal para mojar!
Con los secretos que comparto en mi canal La Cocina de la Abuela, las gambas al ajillo dejarán de ser un plato más para convertirse en una experiencia llena de sabor. Atrévete a probar estos trucos y sorprende a tus invitados con una receta tan sencilla como deliciosa.
Estas gambas son un plato muy versátil, puedes servirlas como tapa informal, como aperitivo o como primer plato. Solo tienes que preparar la receta y no podrás evitar repetirla.
2025-01-24T19:07:32Z